Historia

El trasfondo de la fundación del Colegio Alemán Concordia

Asunción fue, desde siempre, un centro de formación y actualización. Poco después de la Guerra del Chaco, durante los años treinta, aparecieron en Asunción jóvenes de las colonias para trabajar, aprender el español o, sobre todo, para terminar sus estudios secundarios en lo que sería el Colegio Goethe o en el Colegio Internacional. La finalidad era obtener una formación en diferentes profesiones (profesor, contador, médico y otras) para poder servir a la comunidad de sus respectivas colonias.

Después de las desilusionantes experiencias de la Segunda Guerra Mundial y la revolución paraguaya, nuevamente surgió la pregunta de la capacitación: La colonia Fernheim fundó en Asunción un hogar para estudiantes, cuyo primer director fue Fritz Kliewer, quien para entonces vivía en Asunción. Con energía y creatividad empezó su tarea de acompañar a los alumnos y estudiantes menonitas.

– Ya en el año 1951 se pudo leer en la revista «Mennonitische Welt» que cuatro jóvenes profesores menonitas habían sido contratados por el Colegio Goethe, y que los hijos de los menonitas alemanes encontrarían ahí todo lo que necesitaran, desde la enseñanza de su idioma, hasta la enseñanza del credo evangélico. Varios aspirantes menonitas al profesorado recibieron su formación docente en la Escuela Normal de Asunción y obtuvieron una enseñanza adicional en idioma y pedagogía.

El rumbo empezado en los años cincuenta se mantuvo hasta comienzos de los años setenta. El hogar de los alumnos crecía y así también el número de niños alemanes/menonitas en el Colegio Goethe. Una nueva dinámica se originó con la llegada de Hans Wiens, misionero de la joven congregación de hermanos menonitas (MBG) de Asunción, quien fundó la «Escuela Menonita», posteriormente llamada Colegio Alberto Schweitzer. Ya que al mismo tiempo era pastor de la mencionada congregación, trató de insistir en la idea de que los padres inscribieran a sus hijos en este nuevo colegio. Pero en aquella época, la mayoría de las familias sostenía el criterio de que una «escuela misionera» no sería apta para sus propios hijos, sobre todo, porque se creía que el Colegio Goethe sería el adecuado.

 – Poco a poco crecieron las inquietudes y preocupaciones: el Colegio Goethe se vio obligado a reducir su programa de alemán para concentrarse más en el alemán como segundo idioma. Además la tan valiosa disciplina alemana parecía debilitarse en aquel establecimiento. Tampoco existía la seguridad de que el tipo de enseñanza de religión que los niños recibían, estuviera de acuerdo con la idea y metas de las congregaciones menonitas. No hay que olvidar que la denominada «guerra fría» llegaba a su punto máximo en esa época y que también en Asunción se notaba la tensión ideológica entre este y oeste. Por sobre todo la congregación menonita de Asunción temía que sus mismos jóvenes podrían volverse liberales y comunistas.

 – A principios de los años setenta la pregunta acerca de su propia identidad se transformó en un tema importante para los menonitas en Asunción. La iglesia y el patio del MCC (Comité Central Menonita) sobre la calle República de Colombia, ofrecían un buen lugar para estos encuentros. Allí, los domingos, se tomaba juntos café, había programas culturales y noches de canciones populares en el aula, se reunían para jugar volley o para platicar en el «correo menonita». Pero tanto la iglesia como el MCC y el hogar menonita en el centro con el tiempo, resultaron ser pequeños. La propia identidad podría reforzarse por medio de un predio propio y más grande; así se pensaba en aquel tiempo. Las ideas sobre tal centro diferían mucho. Algunos pensaban en un club deportivo alemán- menonita con una cancha de «bowling» y venta de cerveza, para otros la formación y las actividades de las congregaciones eran primordiales. Y se volvió a considerar la idea de integrar a los niños menonitas alemanes en la «Escuela Menonita» – Colegio Alberto Schweitzer – donde se enseñaban claros principios cristianos y se podría organizar una sección de alemán como idioma materno. De todos modos la sociedad menonita compró en 1974 un terreno de 13.000 m2, en Asunción, en el cruce Cacique Lambaré – Fernando de la Mora. Se pensaba que en el futuro se podría construir un colegio y un campo deportivo. Por otro lado, era difícil pensar en separarse del colegio Goethe. Se apreciaba el contacto con la sociedad de cultura alemana existían buenas relaciones por medio de los profesores menonitas en el Colegio Goethe, los cuales eran influyentes y apreciados en las mismas congregaciones. El Colegio Goethe también ayudaba a superar el acento típico menonita. Sobre todo parecía importante para los hijos de los menonitas el tener la oportunidad de mirar más allá del propio trasfondo y familiarizarse, sobre todo con el mundo asunceno y con la sociedad paraguaya en general.

 – Decisivo para la fundación de un colegio propio fue un encuentro para tomar tereré en el Jardín Botánico durante la Pascua de 1975, relatado por Ernst Neudorf en sus recuerdos.

 – Siguieron varias reuniones de consulta de los «hombres responsables de la sociedad». Allí se trató el tema de la fundación del colegio, principalmente pensando en una estructura de administración y una base pedagógica cristiana como base del proyecto. Sobre los tres principios fundamentales no había duda alguna: disciplina, el idioma alemán y la fe cristiana. En la disciplina se querían destacar valores como orden, puntualidad y obediencia, los cuales se sentían como amenazados. La enseñanza del alemán como idioma materno debía llevarse a cabo consciente-mente con materiales de estudio traídos de Alemania. Muy pronto hubo un cuarto principio que se sumaba a los tres anteriores del Colegio Concordia en las conversaciones; el concepto de «colegio de encuentro», porque no se quería dar vida a un establecimiento «ghetto» menonita. Esto lo demostraba el esfuerzo de inscribir a alumnos no menonitas de habla alemana, como también la cláusula de aceptar un 40% de alumnos de habla castellana sin trasfondo alemán como idioma materno.- El 23 de noviembre de 1975 llegó el momento tan esperado: en una asamblea general de las dos congregaciones se resolvió definitivamente sobre la fundación de un colegio propio. Se dice que se sintió una dirección especial de Dios, tanto al encontrar las primeras instalaciones sobre la calle Venezuela, como también en la compra del terreno actual. En el correr de la historia y sobre todo en los primeros años fue difícil para el Colegio Concordia encontrar una continuidad en la dirección. Por eso alguien, apropiadamente, les puso el nombre «conejillos pioneros» a los alumnos de aquellos primeros tiempos. Pero seguramente nunca se dedicó tanto amor, idealismo y disposición hacia el colegio como en esos primeros tiempos del Colegio Alemán Concordia.- Resumiendo quiero mencionar una vez más las tres fuentes que fueron modelos e inspiración para la fundación del Colegio Concordia:

El movimiento menonita que promovía la creación de escuelas y colegios con su origen en Rusia y su ejecución completa en el Chaco, en especial en Filadelfia:

La educación alemana en el extranjero que estuvo representada en Asunción especialmente por el Colegio Goethe;

El movimiento de los colegios misioneros que fueron fundados en Paraguay, primeramente en Yalve Sanga y Cambyretá.

Dr. Alfred Neufeld

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